Montería, 8 de marzo de 2024. La idea que surgió durante el curso de Hidráulica, en el programa de Ingeniería Agronómica, en la Universidad de Córdoba, se convierte hoy en un atractivo sistema de riego para cultivos, simplemente pedaleando una bicicleta y sin uso de energía.

El ensayo se hizo en una parcela demostrativa en la vereda Boca de la Ceiba, corregimiento Los Garzones, Montería, donde el profesor unicordobés Edgar Manotas Olascoaga, los estudiantes Ana Barrera Jiménez y Jesús Bertel Arrieta, de sexto semestre, con el respaldo de un grupo de campesinos, mediante la metodología de aprender haciendo lograron realizar una primera cosecha de maíz, con los resultados esperados en cuanto a crecimiento, tamaño de la mazorca y peso del producto.

El método se denomina: ‘Sistema Alternativo para Bombeo de Agua en Entornos Rurales’, que requiere de una piscina o estanque, en el caso del ensayo con capacidad para 23 mil litros de agua, tubería de conducción, una antigua electrobomba de la que se utiliza sólo la estructura y el rotor, que se acciona mediante el giro de la rueda trasera de la bicicleta, instalada sólo por el momento del riego sobre un sencillo soporte de hierro. Desde allí sale otra tubería que se comunica con los ramales que hacen el riego de las plantas.

La demostración concluyó que en 7.6 segundos se logra el llenado de una botella de 1.5 litros, lo que indica que es posible obtener 11 litros por minuto y 710 litros en una hora.

El profesor Manotas Olascoaga explica que el proyecto tiene varios propósitos, uno de ellos, aprovechar la energía motriz que produce el pedaleo de una bicicleta para impulsar un caudal de agua que se utiliza para riego, ahorrar energía y proteger al tiempo el medio ambiente; y en los casos en los que las condiciones lo permitan, hacer al mismo tiempo pequeños cultivos de peces en los estaques de almacenamiento. A lo anterior se suma, la posibilidad de hacer ejercicio físico mientras se atiende la cosecha.

“No implica un costo de energía eléctrica, tampoco de tipo fósil, lo que representa, de alguna manera, una pequeña contribución a la conservación del medio ambiente y a la economía en las comunidades. El cultivo de prueba se desarrolló en excelentes condiciones, se mantuvo el nivel de humedad, se aplicaron los fertilizantes y eso se tradujo en un buen porte de mazorca”, explica el profesor Manotas, del programa Ingeniería Agronómica, Facultad de Ciencias Agrícolas, de Unicórdoba.

El proyecto se deriva de una convocatoria interna de la Universidad de Córdoba, llamada: ‘Córdoba Transformada 2021’, con los resultados que se socializan desde el citado programa académico de la Unicórdoba. Se enmarca esta iniciativa en el notorio crecimiento que ha tenido la Universidad de Córdoba en 60 años, en temas de investigación, tecnología e innovación, además del aporte al desarrollo de los pueblos.

“Otro propósito es despertar el interés y la motivación para que esto se pueda replicar, porque se está haciendo un gran aporte al ambiente, utilizando lo que uno comúnmente desecha cuando se daña”, agrega el docente Manotas.

Los estudiantes Ana Barrera Jiménez y Jesús Bertel Arrieta destacan que participar en esta iniciativa se refleja, además de aprender y poner en práctica los conocimientos en hidráulica, hacer aportes al desarrollo sostenible y a la seguridad alimentaria de las comunidades productoras.

“Estas tecnologías pueden ser potencializadas y aprovechadas para maximizar el rendimiento en los cultivos; pero, además del ahorro, es oportuno destacar el beneficio para la salud”, aporta el estudiante Jesús Bertel Arrieta.

A su turno Ana Barrera Jiménez, también estudiante de sexto semestre de Ingeniería Agronómica, explica que en el terreno simplemente aplicaron los conocimientos que les compartieron en el aula unicordobesa.

“Con nuestras propias manos construimos e instalamos este proyecto: las perforaciones, los cortes de la tubería, y demás componentes, hasta conseguir el montaje total del proyecto”, indicó la joven durante el ejercicio de riego en la parcela.

Luis Díaz Manjarrez, campesino de la vereda Boca de la Ceiba y miembro de la familia donde se instaló la primera parcela demostrativa, comparte que para la comunidad ha sido un proyecto novedoso, y que resulta económico para el pequeño productor sin disponibilidad económica para adquirir motores eléctricos o de combustible.

“La bicicleta sirve para dos cosas, para el riego y para las diligencias de la familia, porque sigue siendo un medio de transporte indispensable en estas comunidades, además del ejercicio que se hace”, precisa el campesino en Boca de la Ceiba.

En el estanque que está en el patio de la parcela de los Díaz Manjarrez, en esta primera prueba también se hizo un pequeño cultivo de tilapia, mientras se hizo el riego del cultivo de maíz.