Montería, 29 de octubre de 2025. Con la misma materia prima del refrescante jugo que ayuda a apaciguar las altas temperaturas y del famoso boli de los barrios y caseríos en el Caribe, un equipo de científicos de la Universidad de Córdoba se ganó entre más de 200 trabajos de investigación del país, el primer puesto Alpina 50 años, categoría Posgrados, de la Asociación Colombiana de Ciencia y Tecnología de Alimentos, ACTA, en el marco del Congreso Internacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos, CONACTA -2025 – FOOD TECH, realizado en Bogotá.
Se trata del corozo chiquito, que crece entre las palmas espinosas, de color rojizo oscuro o púrpura, convertido en vino por la Unicórdoba en sus plantas pilotos del programa de Ingeniería de Alimentos, lugar de desarrollo Berástegui y cuya bebida fermentada y sometida a estudios y avances científicos ha sido presentada con el nombre: ‘Corozo Chiquito (Bactris minor/guinensis) como Materia Enológica; Desempeño Fermentativo de Sustratos y Retos Regulatorios’.
El proyecto fue sustentado por la ingeniera Liceth Durango Castilla, egresada de Unicórdoba y estudiante del doctorado en Ciencia y Tecnología de Alimentos de esta misma institución y quien realiza la investigación en compañía de sus colegas Enay Salcedo Salazar, Fabián Ortega Quintana y Deivis Luján Rhenals, vicerrector de Investigación y Extensión. Los cuatro conforman el Grupo de Investigaciones en Propiedades y Procesos Alimentarios (GIPPAL).
“Los premios son otorgados a las mejores investigaciones relacionadas con innovación en alimentos, participamos con un trabajo que realizamos para sacar el mejor provecho al fruto conocido como corozo chiquito, cumplimos las normas que definen las características de los vinos, con gran constancia, pero también trabajamos desde la experimentación para influir en las políticas públicas, en este caso de las bebidas fermentadas”, sostiene el ingeniero Luján Rhenals, vicerrector de Investigación y Extensión de Unicórdoba.
La ingeniera Liceth Durango Castilla destaca que, la investigación alcanzó gran potencial científico debido a la particularidad del fruto corozo chiquito y la exploración científica que se ha hecho de él, como recurso nativo del Caribe colombiano con alto potencial tanto físico – químico como funcional.
“Llevamos más de diez años trabajando con el corozo chiquito y debido a su potencial funcional, características fisicoquímicas, antioxidantes y muchos otros compuestos ha tomado importancia. Se han abierto las puertas hacia estas nuevas investigaciones y hoy recogemos los frutos de muchos años de trabajo”, precisa Durango Castilla.
El grupo de investigación destaca, además, la valiosa participación de los estudiantes Miguel Montes, Yandry Urango, Andrés Soto, Yariana Rossi, Valeria González, Fernando Vásquez Petro y Andrés Muslascos.
“Lo importante es reconocer el trabajo de todos, desde estudiantes de pregrado hasta estudiantes de maestría y doctorado, quienes han apoyado en la parte técnica, de recolección de muestras, análisis en laboratorios; ha sido una gran labor durante toda la investigación”, sostiene el ingeniero Enay Salcedo Salazar.
A su turno el también ingeniero Fabián Ortega Quintana recuerda el valor cultural de este fruto, que hoy tiene otra perspectiva en la ciencia, desde la producción de bebidas aromáticas, acercarse a la pulverización y hacer un producto fermentado con ciertas cualidades, al tiempo de plantear posibilidades que permitan que sea aceptado en la norma y poder hablar con propiedad de vino de corozo chiquito.