Tierralta, 21 de octubre de 2025. En esta zona rural del Alto Sinú, donde la quema de tusas y cascarilla de arroz era una práctica común, hoy funciona una planta que produce energía eléctrica limpia. La Universidad de Córdoba culminó el proyecto “Implementación del proceso de gasificación de biomasa residual con fines de generación de energía eléctrica y reducción de emisiones en el corregimiento de Batata, Tierralta – Córdoba” financiado con recursos del Sistema General de Regalías y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Lo que comenzó como un piloto académico en los laboratorios de la Universidad se convirtió, tres años después, en una realidad tecnológica en territorio, capaz de transformar los residuos agrícolas en energía y conocimiento. El proceso no solo demostró el potencial científico de la Institución, sino también la fuerza de una comunidad que aprendió a operar su propio sistema energético.

“Estamos muy agradecidos con la Universidad de Córdoba y con el Gobierno Nacional por este gran proyecto de alto impacto para nuestra región. Hoy mitigamos la contaminación y obtenemos energía renovable”, expresó, Ángel Darío Lobo Núñez, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento de Batata.

Durante la ejecución, investigadores, docentes y líderes locales recorrieron las veredas del sur de Tierralta, dictaron talleres y desarrollaron tres cursos especializados certificados por la Universidad de Córdoba, orientados a fortalecer competencias técnicas en gestión de residuos, energías alternativas y sostenibilidad. No se trató solo de instalar tecnología, sino de transferir conocimiento y construir autonomía; la comunidad quedó preparada para mantener la planta operativa más allá del cierre del proyecto.

La instalación permite reducir más de 77 mil kilogramos de CO₂ equivalente al año y evitar la quema de más de 1.000 toneladas de residuos agrícolas, aportando de forma directa a la mitigación del cambio climático y al ahorro energético del departamento.

“Este proyecto genera energía a partir de lo que antes se desechaba. Es un ejemplo claro de cómo el conocimiento académico puede transformar el territorio”, explicó Mario Sánchez, jefe de Investigación de la Universidad de Córdoba.

El director del proyecto, Jorge Mario Mendoza, destacó que la infraestructura instalada permanecerá como un laboratorio rural abierto, con potencial para nuevas investigaciones sobre biomasa y educación ambiental “Aquí se formaron capacidades locales reales. La planta seguirá siendo un punto de encuentro entre ciencia, comunidad y desarrollo sostenible”, precisó.

El corregimiento de Batata se ha convertido en un referente regional de innovación y sostenibilidad. Un territorio donde la ciencia universitaria se hizo práctica cotidiana, y donde la energía que antes se perdía en el humo hoy impulsa conocimiento, autonomía y futuro para el sur de Córdoba.