Montería, 05 de septiembre de 2025. El jueves 4 de septiembre, en medio de la solemnidad y la emoción que se vivió en el Centro de Convenciones de Montería durante las ceremonias de grado de la Universidad de Córdoba, una historia conmovió a todos los presentes: la de Tania Marcela Ferrer Díaz, nueva bacterióloga, quien desafió a la vida y venció a la adversidad para alcanzar este momento.

Tania inició su carrera en 2017, llena de sueños. Pero en 2022, mientras realizaba sus prácticas en Planeta Rica, sufrió un grave accidente de tránsito que la dejó en coma durante cuatro meses. Ese episodio le cambió la vida y la obligó a pausar sus estudios por dos años. Sin embargo, su temple y el respaldo de su familia la devolvieron a las aulas, hasta recibir el título que tanto anhelaba.

“Mi nombre es Tania Marcela Ferrer Díaz, estudiante de la Universidad de Córdoba. Yo empecé en el año 2017. Y si se sacan cuenta del 2017 hasta ahora, ha pasado mucho tiempo. Se preguntan por qué, es porque yo tuve un accidente. En el año 2022 yo estaba haciendo prácticas en Planeta Rica. Y tuve un accidente cuando iba Demoré en coma cuatro meses. Todo el proceso demoré dos años sin estudiar. Para mí recibir este título es muy gratificante”, relató con voz entrecortada.

El agradecimiento fue un hilo conductor en sus palabras: “Le doy muchas gracias a Dios, a mi familia, que nunca dudó de mí. Yo dudé de mí, sí, pero mi familia no dudó de mí. Yo deseo seguir, no quedarme con este título. Lo que me inspiró es que me di cuenta que esta área ayuda a beneficiar la salud humana, a diagnosticar las enfermedades y un tratamiento. Chicos, esto no es fácil, pero si yo pude, ustedes también pueden”.

La fortaleza de Tania también tiene nombre propio: Andrea Díaz, su madre, quien no se rindió ni en los momentos más oscuros, cuando los médicos le advirtieron que su hija tenía muerte cerebral.

“Fue un proceso duro, ya que nadie espera esto y teniendo una hija tan maravillosa en los primeros puestos de bacteriología y verla en coma cuatro meses, teniendo que pasar este proceso fue duro, duro, duro. Pero gracias a Dios, la Universidad de Córdoba me apoyó mucho. Hubo muchas personas que oraron mucho por Tania. Tania quedó en las manos de Dios porque los médicos decían que tenía muerte cerebral, que esto que se ve aquí era imposible, esto no se podía. Pero sí se pudo. Como toda madre sueña para sus hijos y este era un sueño que lo veía muy lejos, pero gracias a Dios hoy lo veo realidad”, expresó emocionada.

Durante la ceremonia, el rector Jairo Torres Oviedo resaltó la carga simbólica de este logro, no solo para Tania y su familia, sino para toda la comunidad universitaria:
“Este es un momento cargado de una gran simbología. En el caso de ustedes, la simbología de este momento está representada en la lucha por superarse a sí mismo, en la lucha por enfrentar las adversidades que se encontraron durante estos años. Todo eso ustedes con su capacidad se impusieron. Esas dificultades no fueron superiores a su disciplina, a su entrega y a su capacidad de salir adelante. Y en gran medida esa realidad adversa, compleja, difícil, lo que hizo fue formar en ustedes algo que se llama el temple y el carácter”.

Hoy, Tania se convierte en un ejemplo de resiliencia y fe, de cómo la vida puede poner pruebas extremas, pero también cómo el amor, la disciplina y la esperanza permiten transformar el dolor en victoria. Su historia quedará marcada no solo en las páginas de su familia, sino también en la memoria de la Universidad de Córdoba, como testimonio vivo de que los sueños, aunque se retrasen, sí se cumplen.