Montería, 6 de mayo de 2025. En medio de un torrente de recuerdos, anécdotas y experiencias vividas con el docente, poeta, escritor, pero sobre todo amigo, la Asociación de Profesores Universitarios, ASPU, de la Universidad de Córdoba, rindió un homenaje póstumo al maestro que entregó una buena parte de sus años a esta academia, Galo Alarcón Contreras, fallecido el pasado 5 de abril, y quien era adscrito al programa de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, ex decano de la Facultad de Educación y Ciencias Humanas.
Su familia, doña Janeth, esposa; y sus hijos Galia, Yira y Camilo, acudieron al llamado de los compañeros licenciados y contertulios del padre que los “enseñó a ser ricos necesitando cada vez menos”, como lo describió Yira, en un profundo discurso en manuscrito con el que sus lágrimas convidaron a la sensibilidad del auditorio, conformado por profesores y trabajadores.
“Nuestro padre nos enseñó a encontrar la grandeza de la sencillez, a ser irreverentes ante la arrogancia, a darle la mano al agobiado, y el sentido de la justicia y la honradez… mi papito cultivó en tierra fértil, con arduo y silencioso trabajo cooperó a la cultura y a la academia sinuana, reconfortante para nuestro ser”, expresa Yira Alarcón, en la alocución que compartió durante el acto con el que ASPU honró la vida del profesor Galo.
A la lista de discursos memorables se unieron el del profesor Nelson Castillo, uno de los mejores amigos del profesor Alarcón; Miguel Palomino Cantillo, Freddy Segura Guevara, de la más joven generación de “camaradas” del maestro Galo y a quien le compartió primero uno de sus recientes poemas en honor a Raúl Gómez Jattin; y el del presidente de ASPU, José Gabriel Flórez Barrera, a quien llamaba siempre por su apellido: ‘Flórez’.
“Lo llamaré el poeta del camino, eso era mi amigo Galo, a quien la universidad le debe una vida de entrega a la academia. Esto es muy poco para un gran amigo y hermano”, sostuvo entre su largo escrito de recuerdos el profesor Flórez Barrera.
La ceremonia fue antecedida por una eucaristía y al final la esposa e hijos del profesor Galo Alarcón Contreras recibieron una placa y un gigantesco retrato que seguramente, desde la galería familiar, marcará su presencia eterna a través de su mirada verdosa y tranquila.