Montería, 8 de abril de 2022. El reencuentro en la alma mater, después de lo más cruel de la pandemia, no sólo agitó los corazones entre compañeros de estudio, docentes y administrativos, sino también en quienes han entregado su vida al oficio de ofrecer la dieta universitaria de empanadas, arepas, tinto y jugos a la población académica.

Santiago Calvo Hernández, es el dueño de unas de esas historias que se escriben con el sacrificio de madrugar y el sudor al empujar una carreta. Los estudiantes le llaman ‘el Chago’, ‘el Viejito’ o ‘el Abuelo’. El reencuentro fue en el lugar de siempre, a un costado de la rotonda, donde lleva 35 años vendiendo el desayuno que prepara con su familia en el sector 20 de Julio, en Mocarí.

Llegó vestido de blanco, como de costumbre, toalla al hombro para el sudor y portando visiblemente su carnet de manipulador de alimentos. Mientras responde a la euforia de los saludos acomoda el triciclo que ha traído cargado de energía, pan con carne, pan con queso, empanadas y jugo de corozo.

“Cuando me llamaron para decirme que podía regresar a la Universidad de Córdoba a vender mis panes, sentí una alegría enorme, mis nietos y nietas expresaron que nuevamente podrían tener la merienda en el colegio, este tiempo no fue fácil, pero fue un encierro obligatorio para proteger la vida. Agradezco esta nueva oportunidad a la administración del Dr. Jairo Torres y a Bienestar Universitario”, sostiene ‘el Chago’ mientras se actualiza con los viejos amigos que se hacen profesionales, y quienes se alegran por tenerlo de nuevo.

Advierte que, aunque el comercio externo coincide con la excusa que en Colombia todo aumentó, él volvió con el mismo precio para todos sus productos: mil pesos el pastelito con carne, el pan con carne, el pan con queso, la empanada, el chocolate y el jugo. Es consciente del sacrificio que hacen los padres de familia, experiencia que ya superó con su muchacho profesional, egresado de Unicórdoba, el licenciado en artística música, Yacer Calvo, uno de sus tres hijos, de quienes recibió el cuidado y la ayuda material durante la pandemia.

‘El Chago’ está a unos días de los 70 años, es humilde, pero presume de su corazón unicordobés, cuando advierte que el graduado que no comió sus panes se perdió de la mejor gastronomía universitaria.