La interpretación de la obra clásica titulada ‘Tres Piezas Para Clarinete Solo’, del compositor y director de orquestas ruso Ígor Stravinski, y enviada a través de un video, convenció a las directivas académicas del Instituto Estatal de Cultura de Krasnodar, Rusia, para admitir al docente unicordobés Edilson Vergara Suárez, en el estudio de maestría en Música, donde efectivamente se cualifica desde julio de 2019 y donde promociona con su acaudalado talento las melodías del Sinú.
Vergara Suárez egresó del programa Licenciatura en Educación Artística – Música, facultad de Educación y Ciencias Humanas, de la Universidad de Córdoba en 2008, procedente del municipio de Momil, donde aprendió a tocar clarinete de forma empírica, inspirado por los atardeceres y paisajes naturales de la ciénaga Grande.
En las aulas y en los docentes de la Universidad de Córdoba encontró la ruta que le ha permitido cumplir el sueño de ser un músico facultado, con la riqueza académica y artística que adquirió en la alma mater, que desde el continente europeo aún describe con la misma emoción del primer día de universitario principiante.
“Soy un unicordobés al cien por ciento, mis cimientos musicales derivan de Momil, donde hice parte de la Banda San Antonio, pero he creído siempre en el éxito que garantiza la disicplina, por eso quise ingresar a la Universidad de Córdoba y en ella me gradué en la carrera que soñé”, rememora el docente momilero desde el glacial entorno académico de Rusia del Sur, actualmente a menos 13 grados.
En el KGIK, como se conoce su instituto, no sólo se hace entender con el soporte escrito del pentagrama, negras, corcheas y demás elementos del idioma musical, sino que aprendió a hablar ruso de forma autodidacta, siguiendo tutoriales en Internet. Sin embargo, admite que falta perfeccionarlo un poco, y aunque pregunta en ese idioma por el mango y la papaya de su natal Momil, las respuestas no satisfacen sus deseos gastronómicos.
“Añoro de mi tierra ciertas frutas que acá no se encuentran: el mango, la papaya, pero me he adaptado a la comida. Ha sido difícil, sobre todo porque, siendo hispanohablante, en Rusia hay fonemas que no existen en el idioma Español, precisamente lo más difícil ha sido entablar conversación, pero a los rusos les gusta que los extranjeros intentemos su idioma”, narra el clarinetista unicordobés, amante también del bocachico de su tierra.
El profesor Vergara Suárez está entregado a sus estudios, a su instrumento y a seguir aprendiendo el idioma, mientras en su mente permanece una decisión sin tomar: si regresa a Colombia o si se queda en Rusia, exponiendo el porro, su intelecto y el sello de su Universidad de Córdoba.