Montería, 11 de febrero de 2025. El comercio de huevos de iguana puede terminar con pena de prisión de hasta 135 meses, a partir de la tipificación del delito de tráfico de fauna y de hasta 36 meses cuando se tipifica el maltrato animal, además de multas de hasta 50 salarios mínimos, soportado en la Ley 1774 de 2016, que establece sanciones y contravenciones para el tema.
La advertencia en este sentido la hace el profesor unicordobés Rafael Zúñiga Mercado, abogado, adscrito al programa de Derecho, Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Administrativas, de esta alma mater, conjuez, doctor en Administración y magíster en Derecho.
“Mediante la Corte Constitucional y a través de esta ley a los animales ya se les reconoce como seres sintientes, sujetos de derecho. Debemos entender que es una responsabilidad de todos, del Estado, de la sociedad, de la familia y de cada quien; en las condiciones actuales todos estamos en omisión, el desconocimiento de la norma no exime de responsabilidad”, sostiene el Dr. Zúñiga Mercado.
Advierte el profesor universitario y conjuez que, quien compra y consume los huevos de iguana también puede ser vinculado a un proceso de tráfico de fauna, partiendo de la presunción de inocencia que protege al ciudadano. A partir de estos casos – sostiene el experto – correspondería a la Fiscalía determinar si existe complicidad o coautoría, si se está frente a un delito, y someter el hecho ante un juez de control de garantías.
“Estos delitos tienen igual importancia y validez que cualquier otro… no hay que incurrir en la lesión al animal, esa comercialización no está autorizada”, precisa el abogado unicordobés.
Entre tanto el profesor Juan Carlos Linares, especialista en Biodiversidad del Suelo, médico veterinario y zootecnista, profesor de Ecología en el programa de Biología de Unicórdoba, agrega que, pese a que en América Latina siempre se ha consumido la fauna que está disponible, lo que se hace con las iguanas es una práctica cruel.
“No existe ninguna posibilidad que los individuos sobrevivan, no tienen posibilidad de recuperación porque les retiran el órgano reproductivo, las vísceras, el oviducto, se llevan parte de los intestinos de una manera salvaje, eso no es una cortada de uñas o una peluqueada. El país no puede negociarse con la biodiversidad; cualquier elemento que hace parte constitutivo del ecosistema es indispensable para el mismo, por lo tanto, todos deben ser protegidos para que funcione de manera armónica, sin el peligro de llegar a un desequilibrio”, sostiene el profesor Linares.
Agrega el experto en ecología que las iguanas tienen unas dinámicas naturales de población, densidades, áreas en las que se desarrollan de manera particular, y eso le confiere una funcionalidad muy particular. Agrega el profesor Linares que – aunque la iguana no está en peligro de extinción – sí es una especie que está amenazada por la vulnerabilidad y la cacería que se ha vuelto vergonzante.
“Se considera que es una especie vulnerable, hay riesgo, porque, por un lado, se les están alterando los ecosistemas naturales donde ellas vives, y, por otro lado, sienten una presión por la cacería”, precisó el experto del programa de Biología, de la Universidad de Córdoba.
Explica el profesor Linares que los huevos de iguana podrían tener una carga bacteriana que representaría riesgo para la salud, pero depende de las condiciones de manejo, canales de conservación y almacenamiento, lo que los hace susceptibles a contaminarse.