Montería, 30 de julio de 2021. La cúpula de calor que se ha vivido en esta región y que en los últimos días se alterna con lluvias, algunas veces inesperadas, obedece en gran parte al efecto invernadero que ha sido acelerado por acciones humanas, como ciertas actividades agropecuarias y la desecación de ciénagas.
En este sentido se han pronunciado dos científicos de la Universidad de Córdoba, los docentes Teobaldis Mercado Fernández y Leonardo Gónima Gónima, consultados a partir del manifiesto fenómeno que ha ofrecido sensación térmica de hasta 42° y lluvias repentinas que automáticamente mitigan el calor.

El profesor Gónima, doctor en Meteorología, magíster en Meteorología y Geofísica, sostiene que estudios realizados en la cuenca media y baja del río Sinú, han permitido concluir que la temperatura ha variado durante los últimos 40 años, en al menos un grado y medio, en términos generales.

“Algunas actividades agropecuarias en este Departamento y la desecación de ciénagas son las responsables del aumento de la temperatura. Frente al efecto invernadero lo que ocurre es que, se genera una capa de gases proveniente de las actividades humanas: quema de residuos, utilización de pesticidas y fertilizantes, que al volatilizarse se van a la atmósfera; sumado a que la desecación de las ciénagas genera una variación negativa del régimen hídrico, además de las grandes cantidades de metano que produce el hato ganadero, que suben a capas superiores de la atmósfera y se convierten en una barrera impenetrable a la radiación solar incidente y a la que proviene de la superficie terrestre”, explica Gónima.

El científico unicordobés complementa que, sencillamente cuando incide radiación solar sobre esa capa, una buena parte se absorbe y se calienta, y ese calor se emite preferentemente hacia la superficie de la tierra.

“Tenemos entonces dos flujos de radiación que llegan a la superficie, uno proveniente del sol y el otro proveniente de la absorción de los gases de efecto invernadero. Ahora, como la superficie terrestre ha sido modificada, puesto que la cobertura vegetal se ha ido destruyendo continuamente y el régimen hídrico también se ha alterado, al llegar la radiación proveniente de la capa de gases de efecto invernadero y del sol, se refleja cada vez más en superficies de suelo descubierto, eso sube a la atmósfera y es remitida en forma de calor, es decir, lo que se genera es un ciclo”, explica Gónima.

Entre tanto el docente Teobaldis Mercado Fernández, agrega que adicionalmente Córdoba está ubicado en la zona tórrida o tropical, que recibe la radiación solar durante todo el año de manera perpendicular, lo que caracteriza la posición en la que estamos, como una constante de alta radiación, hacia el norte y sur de la línea ecuatorial.

“En estos momentos, debido al aumento de la presión atmosférica en esta latitud se presenta el fenómeno en el sentido que los vientos cálidos son retenidos y permanecen por varios días, esa es la acumulación de calor que estamos viviendo. Es un fenómeno atmosférico referido a los aumentos de la presión atmosférica, agravado por los efectos de calentamientos locales de territorios y por la escasa condición hidrológica referida a la cobertura vegetal, que tiene un papel importante en la regulación hídrica y térmica”, explica Mercado Fernández.

El profesor unicordobés Teobaldis Mercado Fernández es doctor y magíster en Hidrociencias, especialista en manejo de suelos y aguas.