La avalancha de consumidores hacia los artículos alimenticios por la rápida emergencia que ha producido la proliferación del Covid 19, y por el pánico que hace comprar más de la cuenta, podría conllevar a que se desperdicien productos en los hogares.

Esta situación es oportuna para que – una vez Colombia supere la crisis – se vuelva la mirada al campo, que sigue ocupado por los veteranos conocedores de la producción en parcelas y fincas, mientras que una buena parte de la población joven se aleja de esas prácticas.

Ambas sugerencias provienen del docente Gabriel Vélez Hernández, adscrito al programa de Ingeniería de Alimentos, facultad de Ingenierías, de la Universidad de Córdoba, donde además es coordinador de las plantas pilotos, sede Berástegui. Vélez es ingeniero de alimentos, magíster en Tecnología de Alimentos.

“Es entendible que la gente trate al máximo de no salir de sus casas para evitar el contagio del COVID, y por eso las familias quieren abastecerse en cantidades significativas, pero se puede caer en errores como el desperdicio de alimentos, que es una situación lamentable. Hoy día tenemos que ser mesurados en las compras, para evitar lo anterior y para mantener la oferta, lo que permitirá que otros también adquieran las cantidades que necesitan”, sostuvo Vélez.

Insistió en que el campo colombiano cada vez está más solo, no es atractivo para las nuevas generaciones y eso ratifica la necesidad de que en el país se generen una serie de políticas que ayuden a rescatar el valor de la ruralidad y su extensa oferta de posibilidad en términos de producción de alimentos.

Vélez agregó que en la actual situación es oportuno recordar que Colombia tiene un déficit en su balanza comercial con relación a los alimentos, “porque se importa más de lo que se produce y eso desequilibra aún más la economía, dada la relación entre el valor del dólar con el peso”.

“En Colombia importamos muchas materias primas que son utilizadas para la producción de alimentos balanceados para animales, que a su vez se utilizan para la producción de carne de pollo y cerdo, especialmente. El Gobierno garantiza esa importación pero a la vez eso tiene una incidencia en los costos de los productos”, apuntó el académico de Unicórdoba.

El análisis del profesor Vélez, se deriva, además, de la reciente resolución 071 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, a través de la cual se definieron políticas de precios de insumos agropecuarios, en el marco de la emergencia económica, social y ecológica, declarada por el Gobierno.